lunes, febrero 13, 2006

Ahogado en mi propio mar

¿Qué hacer cuando nuestra última ancla nos ha abandonado? ¿Qué hacer cuando un brillo de esperanza desaparece? ¿Qué hacer cuando el mar se fuga por tus ojos? Ayúdame por favor, no se nadar, necesito que me rescates antes de que me ahogue, mi desdicha no conoce límites, mi corazón tiene fugas. Por favor no renuncies a tu entrega, por favor no me regreses al oscuro Infierno del cual me sacaste, no me conviertas en la maraña de tristeza y lágrimas que era antes de ser tú. La tristeza pesa como una montaña sobre mi corazón roto, esta vez no resurgiré de mis cenizas. Cuando nuestra última ancla nos ha abandonado, cuando se extingue no la llama propia, sino la mutua, más nos vale morir, que oportuno sería morir....

Etiquetas:

2 Comments:

Blogger Unknown said...

... y sin embargo, es en esos momentos cuando descubrimos que el ancla, la roca que nos salva, no debe estar ni está en los demás, sino en nosotros mismos. Así sea constructo de dos o de miles el castillo que se cae, lo importante es que no se derrumbe el cuarto donde uno habita, y eso solo depende de uno.
Mientras haya vida, hay anclas para quien sabe buscar...

13/2/06 5:48 p.m.  
Blogger Ictericia said...

En algún taller de literatura portátil dónde conocí a un muchachón muy especial salió un ejercicio dadaísta que pongo a continuación:

¿Por qué nos ahogamos en amor?
-Porque no usamos salvavidas.

Tú fuiste uno de mis salvavidas, I'm in your debt.

15/2/06 12:23 a.m.  

Publicar un comentario

<< Home